SoY

Se muy bien
que no soy más que yo.

Velero sin vela, sin lago, sin mar.
Remero a secas.

Se también que soy
sensible, soñador, sensatamente solitario,
relleno de historias, poesías y cuentos sin contar.

Exasperadamente miserable.

No soy más que un grano de arena con sal
revuelto entre ilusiones de nubes y espumas,
que se quedó olvidado algún día, en alguna playa.

Testarudo, tolerante, terriblemente tranquilo,
insurgente de trinchera y rebelde con causa
a tal punto de creerme que sobrevivo,
pero en realidad, intento vivir el hoy
como si todo dependiera de mi,
pero sabiendo que todo:
depende de Dios.

No soy más que un ápice de punto,
descolorido, requemado, efímero,
que se fugó algún día, desde alguna pantalla.

Intensamente sereno.

Se también que soy
común, corriente, sin adornos ni reservas,
vacío de excesos, y de palabras superfluas.

Trovador sin guitarra.
Sin capilla, ni voz.

No soy más que yo, pero...
soy.

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