Soy conato de poeta.
Me rebelo a la rima,
al soneto, a la métrica,
al arte mayor.
Ya mis neuronas no me dan para tanto.
Me gusta la libertad de los renglones
los diferentes tamaños de cuadernos,
las servilletas manchadas de café...
y aquella mesa trasnochada que se encaneció esperándote.
Me gusta lo que me parece que suena bien a mis oídos,
a mi corazón,
a mis latidos...
Me enamoran las inspiraciones,
las páginas en blanco que nunca fueron escritas,
y las emociones del argumento físico...
que siempre estuvo ausente.
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