Extravío

¿Dónde estás?

¿Por qué te escondes
y te esfumas entre la arboleda 
cuando deberías estar de cara al sol de la tarde?

¿Por qué sientes el cansancio 
de las penas que no son tuyas
y de las noches que ya no llegan?

La soledad es buena consejera, a veces,
y la paz no se compra a medias, pero,
la vida es un átomo de estrella...

Mejor no me acostumbro.

La tentación de blandir
el saldo de aquellos yerros
hace ingratos los minutos.

¿Dónde estás?
Pregunto... interpelo... casi ruego...
¡Ya no más!

E intento responder en el espejo,
mudo, cómplice, maldito.
Estoy aquí, yo creo.

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