Hombres

Voy a tirarle una suerte a los dados,
y voy a sentarme a esperar que el otoño que viene
no quiera deshojarme la añoranza.
A veces el viento me roba la poca de aire que respiro
y me hace ver que me queda muy poco en el tintero.

La pluma ya recorrió mil veces este espacio
en busca de un hoyo calcinado por el sol,
pero, aún no hay nadie del otro lado
que quiera masticar junto conmigo
incontables querellas.

¿Cuántas lunas han de pasar
para que el tiempo empiece a devolverse
reversando la maldad de los hombres?

Y, devolviéndome de paso: mi niñez...

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