Re[a]nuncié

Hoy decidí renunciar.

A la grandiosa deidad
de mi jefe en su_puesto.
A mi empleo.

A calcular tanto número
sin deterneme en el riesgo
del error milimétrico.

Al solapado trato personal,
amable, caporal y grosero,
que siempre me mantuvo, con miedo.

¡Sí! Hoy me cansé de callar
tanta vesania que llevo.
Pero no dije nada, sólo hasta luego.

Me quedé sin salario.
Sin mesada.
Sin sueldo.

¿Pero qué le voy a hacer?
Si solo Dios basta,
dijo una Santa.

Si todavía conservo
mis manos, mis piernas,
y el cuello.

Todavía conservo
la sonrisa de mis niños,
y sus juegos.

Y todo esto me muestra
que no renuncié todavía,
a mis sueños.

Necesito reconstruir mi morada,
mis planes, mis proyectos,
con las pocas cosas que anhelo.

Quizás venda una casa,
o regale mi carro
para irme a caminar a un potrero.

Quiero verme sonreír desde el alba,
y desacelerarme hasta el ocaso.
Nunca más jugaré de ingeniero.

Todavía me queda una cana al viento,
suficiente papel en blanco
dentro del cerebro,

las neuronas recién despiertas,
y muchas dosis de tinta,
en mi rellenado tintero.

1 comentario:

Susana dijo...

GRACIAS POR ESTA POESÍA!!! YO TAMBIÉN........